Rabia

Nos encontramos en un momento político y económico como ninguno de nosotros, jóvenes, habíamos vivido nunca. Momento en el que se nos quitan derechos a diario, se secuestran libertades en cada Consejo de Ministros, se publican datos negativos sociales y económicos, siempre al amparo de una herencia recibida o de una imposición exterior. Los alemanes vuelven a ser los malos, como en una película de Indiana Jones, los pobres siguen siéndolo, pero aún más, los ricos se aprovechan de la desdicha de la clase media que “vivía por encima de nuestras posibilidades” y la banca sigue siendo ese espíritu que, como en otros tiempos simbolizaba a Dios omnipresente, sirve de justificante del estrangulamiento de la población.

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Guías sobre las elecciones Gallegas y de Euskadi

En los presentes documentos intentamos proporcionar un esquema general sobre las elecciones que tendrán lugar el domingo que viene en el País Vasco y Galicia. En ellos explicamos brevemente el programa electoral de nuetros candidatos socialistas, algunos datos de interés sobre los resultados de las encuestas del CIS y finalmente cómo apoyar a nuestros compañeros en estas elecciones tan importantes dado el panorama político, económico y social que vivimos (y sufrimos) en la actualidad.

Ahora más que nunca es crucial mantenerse unidos y apoyar un proyecto común centrado en políticas sociales que se oponen a la vuelta a una sociedad de clases, como intenta el gobierno actual. Esperamos que os sean útiles:

GALICIA:

Información elecciones Gallegas

EUSKADI:

Información elecciones Euskadi

Asamblea General Ordinaria

Ayer, las Juventudes Socialistas de Chamberí celebramos nuestra Asamblea General Ordinaria, que comenzaba con la intervención del compañero y diputado en la Asamblea, Antonio Miguel Carmona, abriendo el acto y recordándonos la valentía de nuestro fundador, Tomás Meabe.

El informe de gestión del período 2009-2012, presentado por el Secretario General durante el mismo, Fernando Ruiz Bowen, fue aprobado por unanimidad por los militantes de JSCh.

Poco después se procedía a la elección del nuevo Secretario General, siendo proclamado con todos los votos a favor Pedro Reig Ruiz. Su ejecutiva -que podéis consultar bajo estas líneas- así como la lista de delegados al Comité Regional fue, de nuevo, elegida por unanimidad.

Por último, cerró la Asamblea Plácido Vázquez, Secretario General de las Juventudes Socialistas de Madrid, al que agradecemos las palabras que dedicó a nuestra agrupación.

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Mirando la rojigualda en el retrovisor

Proclamaba recientemente José Bono, a modo de prólogo del 38 Congreso Federal del PSOE, que el futuro secretario general del partido debiera ser un “español sin complejos, que no le dé vergüenza  decir ‘¡viva España!”. Sin alcanzar tales niveles de visceralidad castellana, y minutos antes de ser proclamado como nuevo secretario general del PSOE en dicha cita congresual, afirmaba Alfredo Pérez Rubalcaba que el partido necesitaba tanto una voz única como una posición unitaria. Es decir, una manera educada de sintonizar con las connotaciones de identidad nacional que traslucían las palabras de Bono. O, dicho de otro modo, una enmienda a la totalidad de la política territorial desarrollada por J. L. Rodríguez Zapatero en sus 8 años de gobierno. Seguir leyendo “Mirando la rojigualda en el retrovisor”

La losa sobre nuestras cabezas


Para empezar el articulo quería citar algunos titulares de el país, que me han parecido interesantes para ilustrar los últimos tiempos de la economía Europea e internacional: La sombra de la recesión se alarga; Año nuevo, nuevo ajuste; Recortes en cantidad y en calidad; Europa, en vilo por el pacto en Grecia; el FMI pronostica dos años de recesión en España, impacto sobre el crecimiento, ¿Hay vida inteligente en los gobiernos?….

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Socialismo Internacional: Portugal

El Partido Socialista (PS) fue creado hace solamente un par de décadas, el 19 de abril 1973, durante el congreso de la “Acción Socialista Portuguesa” (ASP) en el exilio en Alemania oeste. Los 27 delegados que acudieron decidieron crear un partido basado en “el socialismo y la libertad” teniendo como referencia la ideología marxista.

En 1974, la revolución de los claveles hizo caer el régimen autoritario de Salazar que ocupaba el poder desde 1933. Esta caída permitió la vuelta de la democracia. Así, el secretario general del PS, Mario Soares, se convierte en el ministro de asuntos exteriores del gobierno provisional. Seguir leyendo “Socialismo Internacional: Portugal”

Las seis caras de la urna

La abrumadora mayoría absoluta del PP sumado a la hegemonía también cosechada en autonomías y municipios, deja un escenario de azul omnímodo que permite mostrar lo que aparentemente pareciese una realidad: que España es de derechas. Sin embargo, si nos alejamos de la superficialidad de todo ello y observamos los resultados, esta verdad deja de ser tan cierta. Seguir leyendo “Las seis caras de la urna”

Carta abierta de un militante tras en 20N

El domingo 20N  fue un día cansado y difícil para muchos de nosotros, debido al complicado resultado que nos enfrentamos.

Quiero intentar animaros, transmitiros optimismo para los tiempos venideros, hemos perdido la confianza de los electores, por motivos de supuesta mala gestión de la crisis y perdida de nuestro camino, hemos andado desorientados, pero hemos colaborado siendo fieles a la dirección federal. En estos malos momentos, no nos podemos hundir. Seguir leyendo “Carta abierta de un militante tras en 20N”

Una sociedad deconstruida*


La última década ha supuesto un cambio radical en la sociedad que convivimos. Varios factores han sido decisivos para que este cambio haya variado nuestro comportamiento social. Ya se ha hablado mucho de la globalización con sus consecuencias positivas y negativas, de la influencia de Internet en dicho proceso, del crecimiento de los movimientos financieros especulativos frente a los que se refieren a los procesos productivos. Además ha cambiado el concepto cultural como lo conocíamos, la comunicación ha variado sus técnicas por completo y el ocio ha evolucionado hacia formas distintas de cómo solíamos disfrutarlo. Seguir leyendo “Una sociedad deconstruida*”

Nunca pasa nada

Nunca pasa nada hasta que pasa. El atentado en Oslo y la masacre en Utoya, independientemente de que haya sido una persona o varias, que está por ver, es una muestra cruel y palpable que algo está pasando en Europa.

Es cierto que la actuación de un fanático, que no deja de serlo por mucho que intente justificar su ignominiosa acción con ciertos ideales, no puede ser muestra absoluta del estado político y social de todo un continente. Ahora bien, las 93 víctimas son ya demasiadas para obviarlas y no darse cuenta de un hecho que ya es una realidad, aunque no se quiera hablar de ello, el resurgimiento de la extrema derecha.  Seguir leyendo “Nunca pasa nada”

El olor a carne quemada

Imagen de www.generacion.net
Imagen de www.generacion.net

Nos ha dejado Jorge Semprún, y con él hemos perdido la memoria más trágica y a su vez lucida del Siglo XX. Como era de esperar no han tardado en aparecer palabras en agradecimiento y recuerdo de tan genial protagonista de la historia, así que no voy a tratar de hacer desde aquí lo que otros van hacer mucho mejor que yo.

Sin embargo, si que me gustaría recordar hoy una frase suya que apareció en una entrevista que leí hace varios años y que nunca hasta ahora había llegado a comprender del todo. Hablando sobre su internamiento en el campo de concentración de Buchenwald, confesaba al periodista que lo que más le entristecía era que cuando el muriera, desparecería de la memoria colectiva el olor a carne quemada que él jamás había podido sacar de su cabeza. Y es ahora cuando me doy cuenta de que decía una gran verdad, Europa ya no recuerda el olor a carne quemada de Buchenwald, Mauthausen o Auschwitz.

Decía otro gran pensador que también nos ha dejado recientemente (Tony Judt y su libro Posguerra), que el modelo de sociedad europea, la Europa de las libertades y bienestar tal y como la conocemos hoy en día, nació de las ruinas Auschwitz. Fue la voluntad de lograr que nunca más pasará algo como lo que ocurrió en el continente durante la Segunda Guerra Mundial, la que llevo a que un grupo de países, que llevaban más de cinco siglos guerreando entre ellos, comenzaran a dar los pasos, aunque de manera tímida y dubitativa, en dirección a un proyecto político único en la historia. Este proyecto, la Unión Europea, debía lograr que casi 500 millones de habitantes compartieran un espacio de paz, libertad y bienestar. Aunque el proyecto desde sus inicios fue muy difícil, y existieron muchos momentos de tensión, los europeos de entonces aun recordaban demasiado bien el olor a carne quemada para entender que cualquier sacrificio merecía la pena si se comparaba con la experiencia y el horror de la guerra.

Hoy sin embargo los europeos, que en su mayoría no vivimos aquel horror, estamos olvidando las lecciones aprendidas y dando pequeños pasos hacia todo aquello que deberíamos evitar. Cuando un líder actual usa la inmigración como arma electoral para ganar unas elecciones, cuando un ministro cuestiona la seguridad de los productos agrícolas de un estado miembro agitando los prejuicios contra los países del sur de Europa, o cuando se pretende culpar a los griegos de una crisis que hemos creado entre todos los países europeos, incluidos los más prósperos, estamos deslizándonos suave pero inexorablemente hacia una pendiente que nos lleva hacia lo peor de nosotros mismos. Y no deberíamos olvidar que los europeos a la hora de dar lo peor lo hacemos muy bien.  Muestra de ello fue la Segunda Guerra Mundial.

Tampoco hacemos un favor a la memoria colectiva de Europa cuando decimos que la democracia que disfrutamos no es real. Así como en Europa olvidaremos “el olor de la carne quemada” en España tampoco se recuerda el frío en los campos de refugiados de la Guerra Civil en las playas francesas de Saint Cyprien y Argelès ahora que se habla de la falta de democracia. Es verdad que ésta tiene muchos defectos, no es menos cierto que los partidos tienen muchos fallos que deben mejorar, pero lo que es seguro es que cuestionar la democracia representativa es retroceder 80 años atrás, cuando en Europa aparecieron una serie de personajes y partidos que decían que la democracia representativa y de partidos era una falacia, y que ellos guiarían al pueblo hacia la Democracia Real.  Al final al único sitio que nos llevaron fue a aquí.

Holocausto nazi y Campos de concentración

Es una desgracia que ahora cuando más necesitamos no olvidar el olor a carne quemada ya no tengamos a Jorge Semprún para que nos lo recuerde. Ahora tendremos que hacerlo por nosotros mismos.

Y este es un fragmento impresionante de la entrevista que menciono.

Están desapareciendo los testigos del exterminio. Bueno, cada generación tiene un crepúsculo de esas características. Los testigos desaparecen. Pero ahora me está tocando vivirlo a mí. Aún hay más viejos que yo que han pasado por la experiencia de los campos. Pero no todos son escritores, claro. En el crepúsculo la memoria se hace más tensa, pero también está más sujeta a las deformaciones. Luego hay algo… ¿Sabe usted qué es lo más importante de haber pasado por un campo? ¿Sabe usted qué es exactamente? ¿Sabe usted que eso, que es lo más importante y lo más terrible, es lo único que no se puede explicar? El olor a carne quemada. ¿Qué haces con el recuerdo del olor a carne quemada? Para esas circunstancias está, precisamente, la literatura. ¿Pero cómo hablas de eso? ¿Comparas? ¿La obscenidad de la comparación? ¿Dices, por ejemplo, que huele como a pollo quemado? ¿O intentas una reconstrucción minuciosa de las circunstancias generales del recuerdo, dando vueltas en torno al olor, vueltas y más vueltas, sin encararlo? Yo tengo dentro de mi cabeza, vivo, el olor más importante de un campo de concentración. Y no puedo explicarlo. Y ese olor se va a ir conmigo como ya se ha ido con otros.

Lecturas complementarias sobre el Holocausto, el Nazismo y la Segunda Guerra Mundial:

SEMPRÚN, Jorge. “Autobiografía de Federico Sanchez”

FRANKL, Viktor. “El Hombre en Busca de Sentido” (ver libro aquí)

KEMPELER, Victor. “La lengua del Tercer Reich, apuntes de un filósofo” (sinopsis)

ARENDT, Hannan “Los Orígenes del Totalitarismo”

WEISS, Peter. “La Estética de la Resistencia”

Bonus:

Levy, Primo. “Si esto es un hombre (Se questo è un uomo)”

Artículo escrito por Jorge Alonso y documentado por Ángel Martínez,  militantes de JSCh.

Proyecto Europa 2030

El 14 de diciembre de 2007, el Consejo Europeo solicitó un informe al llamado Grupo de Reflexión para evaluar la situación actual de la Unión Europea, los problemas a los que deberá enfrentarse dentro de veinte años, y las respuestas que previsiblemente tendrá que adoptar.

Las conclusiones del informe son rotundas. Europa está en un punto de inflexión actualmente, que requiere sin más dilación tomar posiciones en común ante ciertos retos que se atisban, de los cuales muchos de ellos se están ya produciendo, y en un futuro se acentuarán.

Este grupo, conformado por personas de reputación internacional y de consideración dentro de la Unión Europea, aborda estos desafíos europeos por ámbitos diferenciados en función de su naturaleza política: modelo económico y social, políticas energéticas y medioambientales, seguridad interior y exterior o el envejecimiento de la población europea, entre otras. No nos engañemos, el informe no es revelador, todas las cuestiones abordadas, los problemas de los que alerta y las soluciones propuestas no son innovadoras, es más, son temas de sobra conocidos por todos. Por tanto el informe solicitado, y el elaborado finalmente, no perseguía demostrar nada nuevo, en todo caso explicar someramente una realidad existente.

Lo que a primera vista se deduce del informe son dos cosas: la primera que los problemas serán muchos, variados y de gran magnitud, y cuyas soluciones tendrán que adoptarse de forma urgente (lo que no se está haciendo), y la segunda es que destaca que Europa es una entidad con un gran potencial que puede dar respuestas a la altura de las circunstancias. Requisito imprescindible para ello es que no sólo se asuman esos problemas como inmediatos, sino que esas respuestas sean unánimes. La fortaleza de la Unión radica precisamente en eso, en la colaboración, coordinación y respuesta conjunta de todos sus miembros.

 Las respuestas nacionales a problemas comunes a todos los países y ciudadanos europeos tienen una repercusión limitada, muchas veces ninguna. Los problemas como el cambio climático o la seguridad interior no pueden tener una solución nacional porque el problema desborda, ya no sólo las fronteras del propio país sino incluso las de Unión Europea, y con mucho, puesto que son problemas internacionales. Las cuestiones son de tal magnitud que es necesario que la solución sea de igual fundamento, y esto pasa inevitablemente, si se quiere responder satisfactoriamente, por la respuesta a una sola voz, la de la Unión Europea.

 Además dar respuestas a ello es el fundamento principal de la unión de los países europeos en una institución supranacional como lo es la U.E. Su utilidad se basa en que, aunque los países miembros puedan dar sus propias soluciones, estas se inscriban dentro de un marco de respuesta más amplio y coordinado con el resto.   

Del informe presentado se deducen puntos de actuación (cimentados muchos en la teoría más que en la práctica concreta) que, independientemente del problema que se esté abordando, se repiten como axiomas ineludibles: la asociación entre el sector público y el privado; establecer estrategias comunes que eviten respuestas individuales y diferentes en cada país; asumir como fundamento de toda unión el principio de solidaridad; acciones de actuación unánimes tanto dentro de las fronteras de la Unión Europea como fuera de ellas (respuesta al cambio climático, por ejemplo); rehuir de toda medida proteccionista; y por último se cita en varias ocasiones al Tratado de Lisboa, como una reestructuración en la gobernanza de la Unión que posibilita más herramientas y más respuestas, incidiendo en un principio de resoluciones comunes.

En definitiva, el informe evidencia que la Unión Europea está en franca decadencia, con una gran crisis estructural y política dentro de la misma, coincidiendo además con momentos de cambios importantes en el mundo, tales como el rápido desarrollo de los países emergentes y la multiplicación de los polos de poder. Europa debe decidir si actuar, o bien dejar de ser una vanguardia política, intelectual, tecnológica y cultural, siendo engullida por unos tiempos a los que no ha sabido adaptarse.

 

Pedro Reig Ruiz

Secretario de Cultura

Indignación, más participación, no abstención.

A cuatro días de las elecciones, y ante mi asombro por los últimos sucesos  que han acontecido me atrevo con esta humilde carta a plantear de alguna manera la realidad a la que nos enfrentamos.

Tengo muchos amigos a quienes aprecio y respeto que se encuentran sincera y genuinamente indignados ante la situación política actual. Y hay muchos más que no conozco que también se identifican con el movimiento emergente Democracia Real y esos movimientos que  llaman a la abstención o a no votar, a causa de una situación que les indigna.

Aunque comparto los ideales, y la queja, no entiendo que nos permitimos el lujo de ser tan ingenuos respecto al voto en un momento de crisis, con gente real, nosotros mismos, afectada.
Todos sabemos que cada voto en blanco o abstención favorece a la derecha y su electorado acólito (sólo se puede llamar así a quienes hacen manifestaciones escandalizadas llamando al aborto asesinato y olvidan, perdonan, con cristiano amor a los pederastas que abusaron sexualmente de nuños huérfanos y confiados a la protección de la Iglesia) que le apoya siempre.

Todos aquellos que están indignados por las políticas liberales que Europa exige a sus países miembros. A quienes estas políticas les hayan afectado directamente perdiendo el empleo, a los que no pueden quedarse inmóviles frente al trato inhumano a los emigrantes confinados en centros de internación o a la marginación y la pobreza tras haber arriesgado su vida en busca de una oportunidad, a los indignados por la corrupción desvergonzada de algunos políticos (no es momento de señalar nombres) y el apoyo, silencioso de unos, deliberado de otros, “afortunados” del partido que les cobija, frente a los esfuerzos de muchos por no perder piso.

O los que se muestran furiosos por la ostentación de los poderosos, y sus múltiples sueldos por ocupar diversos cargos de “responsabilidad”. O los millonarios bonos, frente a quienes buscan con desesperación trabajar bajo cualquier condición para poder sostener a su familia, los primeros, que igualmente, son víctimas de la explotación y la economía sumergida dónde los derechos del trabajador son sólo un slogan.

A todas aquellas personas, que luchamos por una sociedad donde todos seamos iguales, donde no existan colegios de excelencia, donde no se escuche siquiera la palabra copago en sanidad, donde cualquiera pueda acceder a una calidad de vida digna, y donde se pueda elegir en democracia a quiénes damos el poder, la confianza, de dirigir el gobierno… les digo: en los momentos duros, más obligados estamos a no ignorar la responsabilidad y consecuencia de nuestros actos. Tenemos que votar, o dejaremos el camino libre a la derecha cuyos seguidores no castigan actos en falso, como sí hacemos desde la izquierda. Votar, porque sólo si participamos en la democracia garantizaremos que se pueda seguir luchando por defender diferentes ideales. Votad lo que pensáis, lo que sintáis. Incluso se pueden votar partidos pequeños, nuevos…  así se favorecen las asambleas o consejos multipartidarios que impiden la concentración de poder que vaticinan las encuestas. Y que temo, cual pesadilla, se convierta en realidad.

Se favorece más la “democracia real” impidiendo la concentración que está favoreciendo  al llamamiento a la abstención en las urnas.
Como es debido habrá que seguir exigiendo a los políticos acciones transparentes y ajustadas a sus promesas o la explicación ante la imposibilidad de las mismas. Lo que exigirá una lucha más larga, constante y participativa.

No podremos refugiarnos tranquilamente en la queja resignada que inmoviliza. Tal vez haya que crear nuevos partidos, abrir nuevos canales de participación. Movilizaos para cambiar el actual sistema electoral, para exigir leyes más duras contra la corrupción, administraciones más transparentes y todos los cambios que sean necesarios para lograr una democracia mejor y achicar la distancia entre los ciudadanos y la política. Acciones que jamás se podrán llevar a cabo bajo un gobierno liberal.

Debemos ejercer nuestro derecho a voto, sino, una queja que queda en una acampada que llama a no votar en estas próximas elecciones, no  será nunca el inicio de una lucha social sino una conveniente circunstancia que favorecerá a la derecha en los próximos comicios tal como lo indican las encuestas. Cualquiera puede percatarse de lo evidente.

¡¡¡Indignaos!!! Como dice Hessel, lúcido y comprometido. Indignaos contra el despotismo de los mercados, la regresión social, la impunidad de los poderes financieros, la espeluznante multiplicación del poder único del dinero. Quienes realmente crean que esto puede hacerse desde la derecha bienvenidos al debate. Los que apuesten porque los ricos saben generar riqueza no olvidéis que luego pueden repartirla con bonos a pocos y prejubilando a muchos.
Quienes quieren luchar por valores fundamentales, como los derechos humanos, los derechos obreros, la justicia social combatiendo la vulnerabilidad de los más débiles no pueden cubrirse bajo el manto de la ingenuidad.

Todo acto tiene consecuencias y en determinados momentos más claras.
Por favor, quien no lo haya pensado aún que lo haga. Quien esté convencido que explique qué consecuencias favorecedoras a la lucha social puede tener la abstención en las próximas elecciones.
Indignación con responsabilidad para mí es sinónimo de participación, en este caso en forma de voto.

No resiste quien nada hace sino quien hace en sentido diferente, novedoso, aperturista, creativo o por lo menos lo intenta, pero jamás inmovilizador o proclamando la abstención de participar.

Johanna Hansing,  militante de JSCh

CONTRA LOS RECORTES DE LA DERECHA EN CATALUÑA

Como advertíamos en el artículo “Análisis de resultados en Catalunya” la necesidad de la burguesía catalana de estabilidad respondía al miedo de posibles movilizaciones contra sus medidas.

Así se ha visto como en la universidad se ha fijado un recorte de 144 millones de euros en los presupuestos de este año. Las universidades en cuestión afectadas por este recorte son la Universidad de Barcelona, la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad Politécnica de Catalunya.  Las protestas iniciadas el 7 de abril que concentró a 200 trabajadores delante del Rectorado contra el despido de 3 investigadores es el comienzo de más movilizaciones que vendrán.

Los recortes en educación supondría el despido de 3500 profesores. Mientras tanto, los profesores que se queden en el puesto tendrán que hacer horas de más. Esta reducción es inexplicable si tenemos en cuenta que hay 50000 no admitidos en FP en todo el Estado y la masificación de aulas en primaria, secundaria y bachillerato provocando que muchos estudiantes den clase en barracones.

Tampoco están las cosas para tirar cohetes en la sanidad. Los recortes supondrá el despido de 7200 profesionales. De los cuales 1000 son jubilaciones sin contratos relevo (sustituciones por jubilación) y 3000 son eventuales.

Las protestas del 14 de abril fueron todo un ejemplo del sentimiento de oposición al gobierno de Mas después de un gobierno de 100 días…

Llenando la plaza de Sant Jaume y coreando consignas como las de “Mas dimissio”, “recorte de hoy, cáncer de mañana”. Pese a lo que salió tras las elecciones de Catalunya nos encontramos ante una auténtica explosión social.

La dirección del PSC representada por Joaquim Nadal ya ha considerado roto el acuerdo con CiU. Este es un primer paso de gran importancia, como señalábamos en “Análisis de resultados en Catalunya”. Ahora lo que se tiene que hacer es apoyar, de forma organizada desde el PSC y las JSE-JSC,  las movilizaciones en el sector público sirviendo de ayuda política a los trabajadores.

La necesidad de romper con el capitalismo es más importante que nunca tras las elecciones del 22 de mayo. El riesgo de que los gobiernos de cada comunidad se embarquen en una nueva línea de recortes está presente. Así el 16 de diciembre de 2010 anunciaba The Wall Street Journal que “El gobierno central español tiene que recaudar alrededor de 170 billones de euros en 2011 dijo Moddy’s, además de los 30 billones de euros mediante los gobiernos de las comunidades autónomas”.

Por esta razón es preciso organizarse y luchar contra los recortes sociales. El próximo día 10 de mayo habrá una manifestación en Callao contra la privatización del Canal de Isabel II y desde el próximo 12 de mayo habrá huelga de barrenderos de Madrid.

¡Apoyemos estas luchas!

Manuel Adrián Rodríguez Leret Secretario de Formación de Juventudes Socialistas de Chamberí

Sobre Sortu, Bildu y el nuevo Macarthismo

Dice Jesús Eguiguren en su libro Los últimos españoles sin patria (y sin libertad)” que el conflicto vasco es un conflicto sin solución pero sí con arreglo. Sin solución porque soñar con un escenario en donde unos y otros se estrechen la mano con sincera alegría es simplemente una utopía (al menos en el corto y medio plazo). Pero con arreglo, ya que en base a acuerdos programáticos y compromisos realistas es posible ir acercando las posiciones que separan las dos realidades de Euskadi, e ir preparando el terreno para el aterrizaje de una paz verdadera, irreversible.

Hemos asistido estos días a un vaivén de noticias que han tenido el espectro abertzale como telón de fondo. Primero fue la aparición de Sortu en el escenario político nacional, tras la gran expectativa que el propio mundo nacionalista se había ufanado en crear; seguida de la decisión del TS de impedir participar a estos en las elecciones municipales. Posteriormente fue la aparición de Bildu suplantando a Sortu en la vacante que éste había dejado en el panorama institucional abertzale; una Bildu que degustó, en ‘primera instancia’, las mismas mieles del ‘no’ que previamente había probado Sortu. Un sabor que era agridulce incluso para quienes nos encontramos en las antípodas de tales posiciones ideológicas.

Antes de entrar en términos jurídicos, morales o políticos, una breve reflexión personal. La de un euskaldun en Madrid, que comprueba el hastío que produce en la ciudadanía madrileña el conflicto vasco (y, por extensión, me atrevería a decir que en cualquier ciudadano que no sea de Euskadi). Hastío porque ya son muchos años escuchando una constante petición de demandas provenientes del sector nacionalista vasco, muchos años tensando un hilo (tan ficticio como débil) que parece unir Euskadi con España. Pero sobre todo, muchos años aplicando una quimioterapia que no termina de  extirpar el tumor etarra.

Uno discutía (o escuchaba conversaciones ajenas), y no podía dejar de comprobar un patrón común: el de una actitud tendente a inclinar la cabeza y hacer oídos sordos ante cualquier argumentación que intentase poner de manifiesto la sistemática violación del sentido común jurídico que parecía estar llevando a cabo el Tribunal Supremo. Una inclinación que tenía un indudable cómplice en el hastío antes señalado. Hasta el punto de que uno se quedaba con la sensación de que tanto aquéllos con quienes se discutía, así como periodistas o políticos de uno y otro bando, parecían ser conscientes de que la razón material no estaba de su lado, pero la alianza con ese hartazgo (potenciado por el contexto socio-económico del momento) les confería de cierta legitimidad para hacer precisamente ese gesto, el de inclinar la cabeza y vomitar odio.

La clave, a mi modo de ver, estaba (y está) en la debida separación entre los planos antes mencionados: el jurídico, el político y el moral. Este último, el moral, es el que saltaba a la mesa de debate con mayor odio y rapidez, precisamente porque se escupe desde las entrañas:

Cómo voy a permitir que unos sujetos que llevan años sin condenar a unos asesinos, y que durante tanto tiempo han venido sacando rédito económico y mediático del propio sistema político-institucional que afirman odiar y repudiar, participen, una vez más, en el juego democrático. Que condenen, que se limpien las manos de sangre, y que posteriormente llamen a la puerta.

De la mano del plano político. Un plano que subrayaba un matiz real y perverso al mismo tiempo: el del frío oportunismo.

Ahora que estamos en un momento en el que la banda terrorista se encuentra en fase terminal (por los éxitos judiciales y policiales) cómo voy a ser tan ingenuo de creer que apuestan por la paz si no es por el interés propio. Para salvar los muebles (de aquella manera) ante la comunidad que constituye su base social. Un chantaje para no perder definitivamente el calor de los micrófonos y titulares de periódico.

Ante tales argumentaciones que inundaban lo político y lo ético de todo el embrollo, parecía casi una tarea cómica sacar a relucir la necesidad de que el plano jurídico actuara de manera independiente e impoluta.

Y, al respecto, debo decir que me sorprendía ver al Estado de Derecho actuando con la bajeza moral que identifica a los dirigentes políticos del mundo abertzale. Sucumbiendo a la presión mediática de la derecha; siendo incapaces de enarbolar el raciocinio y la pedagogía institucional ante los mensajes de tintes nauseabundos que nos regalaban a diario la bancada popular. Y, por supuesto, con un gran temor instalado en el horizonte, puesto que presos de las prisas y del nerviosismo, alejados del debido deber de actuación ejemplar que siempre debe representar el Estado, temía que nos llevásemos una lección de democracia por parte de las instancias jurídicas europeas que les permitiera a ellos, en el futuro, dirigirse a nosotros con la convicción de saberse moralmente legitimados para llamarnos terroristas de Estado.

No merece la pena aquí recordar a golpe de cita las argumentaciones que se defendieron en los votos particulares de las tres sentencias (Sortu, Bildu y agrupaciones locales), y que, supongo, acabarán constituyendo el groso del argumento que ha llevado al TC a levantar el veto. Ni hay espacio para ello ni intención de dotar al artículo del clásico espesor de la retórica jurídica. Pero basta un vistazo a las mismas para darse cuenta de que las convicciones y razones que venía esgrimiendo el TS como mayoritarias parecían violar la lógica más elemental que debe imperar en un proceso jurídico: señores, para prohibir se necesitan pruebas, que no existen. Lo contrario es jugar a futurología y elucubración variada, que no tiene cabida en derecho. No se trataba pues de dar la razón a Sortu o Bildu. Se trataba de actuar con dignidad y con la mente fría, con la altura y razón moral que ellos no tienen. Una dignidad que ha salvado, en el tiempo de descuento, el Tribunal Constitucional.

Los portavoces de Bildu Óskar Matute (5 dcha) y Pello Urizar (3 izda), junto a los diputados de ERC Joan Tardá (4 izda) y Joan Ridao (5 izda), entre otros, durante la rueda de prensa que ofrecieron hoy a las puertas del Congreso. (foto EFE)

Decía Carlos Garaikotxea en una entrevista concedida a Hora 25 antes de conocerse la sentencia del órgano constitucional, que los derroteros por los que parecían fluir los engranajes de la democracia española le recordaban al Macarthismo más arrogante y burdo. Unas declaraciones que, en esencia, apuntaban al propio discurso de socialistas vascos como Madina (“esperamos una noticia agradable del TC”) o el propio Patxi López (“esperemos al menos que el TC salve las listas de EA y Alternatiba”). Se le ponía voz así a la tremenda irritación que sentía la mayoría de la población euskalduna. Una triste realidad que el TC ha refutado, antes de quedar ante ojos europeos como un país tendente a practicar una cínica caza de brujas.

Costará olvidar los tintes cuasi-circenses con los que el conservadurismo más rancio de este país ha decorado todo el proceso (declaraciones post-sentencia inclusive). Pero, más allá de salvar los muebles, lo que el TC ha conseguido, en mi opinión, es permitir que Euskadi siga soñando con un horizonte en el cual pueda, por fin, dormir tranquila; en busca de esos acuerdos a los que hacía alusión Eguiguren, aquéllos que por momentos han vuelto a parecer materia de ciencia-ficción.

Osama en Nueva York

Releyendo sobre el final del que hasta hace unos días era el terrorista internacional más buscado en el  mundo, no he podido dejar de acordarme, por cierta analogía, de aquel famoso librito que escribió la imprescindible Hannah Arendt sobre el proceso que se celebro contra el criminal de guerra nazi, Adolf Eichmann en la ciudad de Jerusalén.

En el año 1961, Arendt, ejerció como corresponsal de la revista The New Yorker en la cobertura del juicio que se celebro en la ciudad de Jerusalen contra Eichmann, un criminal nazi que había participado activamente en las labores administrativas necesarias para llevar a cabo la “Solución Final”, eufemismo con el que los miembros del partido nazi hacían alusión a la eliminación de la población judía en Europa. Eichmann que había conseguido escapar de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, había sido detenido por fuerzas del Mossad en 1960 en Argentina y traslado a Israel.

Como consecuencia de los distintos artículos que elaboró para la revista, Hanna Arendt escribió la que probablemente sea su obra más polémica: “Eichmann en Jerusalén Un informe sobre la banalidad del mal.” En este libro, la autora va desgranando la personalidad del individuo que fue esbozando a través de sus declaraciones ante el tribunal, que lejos de ser el estereotipo de ser diabólico que la mitología popular había construido en torno a los principales lideres del nazismo, resulto ser más bien un burócrata ambicioso, que resolvía el trabajo que le encargaban con la mayor diligencia en aras de obtener futuras recompensas profesionales. Por supuesto, este juicio se convirtió en un evento mediático de impacto mundial, y permitió conocer los entresijos de la mayor atrocidad cometida por el hombre en la historia, con aspectos muy polémicos que insinuaban una cierta mansedumbre por parte de algunos de los principales afectados, y sobre los que no me detendré por no venir al caso.

Hoy al conocer el desenlace final de Osama Bin Laden, no he podido dejar de imaginar que hubiera pasado si semejante terrorista se hubiera sentado ante un tribunal en la ciudad de Nueva York. Me imagino contando ante los jueces quienes fueron los que le entrenaron para convertirse en uno de los mayores terroristas de la historia, que motivos le llevaron a cometer sus actos terroristas, o que supuestos países aliados de occidente le habían financiado bajo cuerda.

Lo dicho, seguro que de un juicio así, y si hubiera aparecido alguna figura tan genial como Arendt, hubiera podido nacer un libro que permitiera entender un poco mejor que hubo detrás de algunas de las mayores atrocidades cometidas en la última década. Pero mucho me temo, que esta vez la verdad terminara en el fondo del mar.