La educación en España, una cuestión pendiente

Vivimos en un mundo globalizado gracias a las nuevas tecnologías que han revolucionado las comunicaciones y están permitiendo y fomentando la interacción constante entre culturas, sociedades y mercados a escala mundial. En esta nueva realidad en la que nos encontramos, los países más avanzados han llegado a la conclusión de que su competitividad, fundamentalmente económica, depende del nivel educativo de sus ciudadanos. Por ello están revisando sus sistemas educativos con el fin de hacerlos más eficaces. Esta revisión provoca debates y la necesidad de comparar sus resultados con los países o sociedades vecinas con el fin de mejorarlo.

Por todo lo anteriormente expuesto, están adquiriendo más influencia medidores como el informe PISA, Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (por sus siglas en inglés: Program for International Student Assessment), elaborado por la OCDE, que se emplea para mostrar los sistemas educativos que consiguen mejor rendimiento escolar de sus alumnos. Es importante mencionar que existe una gran controversia acerca de la utilidad de los indicadores de este informe pues deja de lado gran parte de las inteligencias múltiples de la actual pedagogía, aunque esto es cuestión de otro debate, y los indicadores actuales presentan una fuente comparativa válida.

En los últimos años, de acuerdo con los resultados de este informe, observamos que, además de algunos países asiáticos como Corea del Sur o Japón que ocupan los primeros puestos y países occidentales como Canadá o Australia, los países europeos que mejores resultados obtienen son Finlandia, Bélgica, Holanda o Noruega.

Los sistemas educativos de estos países del norte de Europa tienen una serie de características comunes: presentan unos planes de estudios estables, es decir, no han sufrido cambios significativos en bastantes años; su educación es principalmente pública, existiendo educación privada pero minoritaria; emplean un mayor gasto en educación, lo que permite tener más recursos y una educación más individualizada; un mayor reconocimiento social del profesorado y del papel de la educación en la sociedad; un mayor uso de las nuevas tecnologías y de actividades creativas y prácticas, en especial en los primeros años de escolarización; y busca en todo momento la implicación de las familias en el proceso educativo de sus hijos. Los métodos de evaluación son poco relevantes en los primeros años de escolaridad, se inicia la escolarización obligatoria en torno a los seis años de edad, las jornadas escolares presentan pocas horas lectivas con sesiones de clase de menos de una hora y separadas unas de otras por varios minutos de descanso. Se les concede la misma importancia a las enseñanzas técnico-profesionales que a las universitarias y los sistemas educativos son integradores aunque presenten varios itinerarios.

13-Diciembre-10blog

Los alumnos españoles están obteniendo en las pruebas PISA calificaciones bastante negativas dentro del contexto europeo. Todo lo anterior nos lleva a pensar que algunas de las causas de los malos resultados son las políticas educativas llevadas a cabo en nuestro país: las distintas reformas educativas que no han llegado a consolidarse, la reducción del presupuesto educativo a través de los recortes, el enfoque tecnológico del currículum desarrollado por la mayoría de las leyes educativas, y agravado por la LOMCE, que entiende la escuela como una empresa donde sólo importan los resultados, cumplir los objetivos, no importando los medios utilizados para conseguirlos, sin otorgar a cada etapa educativa su identidad propia más allá de un preparatorio para la siguiente; y por consiguiente la falta de flexibilidad real de dicho currículum que  concede muy poco margen a centros y profesores para que puedan introducir en él las novedades que consideran necesarias para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje y, por tanto, elevar el rendimiento escolar; el escaso protagonismo de los alumnos en el proceso de aprendizaje, la escasez de recursos pedagógicos y de las TIC, etc.

El sistema educativo español necesita una reforma en profundidad, empezando por una defensa a ultranza de la enseñanza pública, un currículum práctico y flexible, mayores recursos, etc. Pero la esperanza de renovación en la enseñanza española ha desaparecido con la implantación de la LOMCE. Hemos vuelto a perder la oportunidad de conseguirlo.

 

Jorge Piris 

Militante de JS de Madrid

 

Ilustración: Manel Fontdevila

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