A sueldo de Pekín

Una de las acusaciones que más se repetían durante la llamada Guerra Fría para aquellos que se mostraban críticos con la economía capitalista era decir que estos antisistema vivían a sueldo de Moscú. Es por ello, que la reciente visita del viceprimer ministro chino a España, me ha hecho reflexionar sobre cuantas cosas han cambiado últimamente en el mundo, para que los principales mercados capitalistas se encuentren ahora a expensas de los prestamos del país comunista (por lo menos en teoría) más grande del planeta.

Y es que como comentaba en el post anterior (Liberalismo o Socialdemocracia) , debido a la aplicación sistemática de la doctrina neoliberal en la mayoría de los países desarrollados durante los últimos 30 años, nos hemos visto en la extraña situación de depender de los ahorros de un país en donde hace apenas medio siglo la gente se moría literalmente de hambre. Esto sólo puede significar dos cosas, o ellos lo han hecho rematadamente bien, o nosotros lo estamos haciendo muy mal, y como en casi todo en la vida, la explicación más aceptable es una mezcla de ambas.

En primer lugar, la mayoría de los países emergentes, China, Brasil, Argentina, Sudáfrica o India, son países de gran tamaño y con gran cantidad de recursos naturales, por lo que es fácil echar balones fuera, argumentando que frente a China, Europa no tiene nada que hacer. Pero esta condición no siempre se cumple, ya que tenemos a un país como Corea del Sur liderando los puestos en alguno de los principales indicadores de bienestar social, como el informe PISA.  Sin embargo, lo que si que tienen todos estos países en común, es que frente a la fiebre desregularizadora que recorrió Europa y Norteamérica, estos países han recorrido el sentido contrario. Han reforzado sus instituciones económicas; las políticas del Banco Central Chino hacen quedar al Banco Central Europeo a la altura del betún, y han logrado mediante la intervención pública desarrollar unas cotas de bienestar impensables tan solo 20 años antes.

Quizás algunos argumentaran, que en el caso particular de China, el milagro económico se ha producido fundamentalmente debido a la ausencia de democracia, ya que según ellos, la democracia sería incompatible con cualquier injerencia del gobierno y sólo los gobiernos totalitarios intervendrían en la economía. Es más para estos neoconservadores, en una verdadera sociedad democrática, los poderes públicos deben abstenerse de regular cualquier tema, y tienden a creer que la política y en especial los gobiernos, son unos entes abstractos y diabólicos que constriñen las libertades de sus indefensos ciudadanos. La imagen que mejor ilustra esta creencia es la de esos mítines del Tea Party donde unos enfurecidos ciudadanos exhiben su derecho constitucional a portar armas que les permitan defenderse del despotismo gobierno, y de paso de cualquiera que nos sea blanco y anglosajón (WASP en inglés).

Pero es ahí donde nosotros, los socialistas debemos plantar cara. Para nosotros, las leyes no son algo que nos constriña, sino que son la garantía de nuestras libertades. Es en la política donde hemos buscado siempre el camino para acabar con la injusticia que representa que el más fuerte imponga su voluntad al más débil.

Es aquí donde los socialdemócratas tenemos que reconstruir nuestra identidad. Tenemos que decir a la gente que se puede devolver el poder a los ciudadan@s. Que la política, que la buena política, es la que hacen los ciudadanos cuando participan de manera democrática en las juntas vecinales, en los centros de trabajo, en los ayuntamientos, en los parlamentos y así hasta cualquier ámbito o institución; porque si no lo hacemos, al final acabaremos efectivamente, a sueldo de Pekín.

Hoy más que nunca es verdad esa frase que dice: Socialdemocracia o barbarie.

Jorge Alonso, Secretario de Economía, Bienestar y Sostenibilidad de JSCh

Un comentario en «A sueldo de Pekín»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *