Algo va mal.

Con este título tan pesimista, el historiador, pero sobre todo pensador Tony Judt, nos ha querido dejar su legado intelectual. Y la verdad es que a la vista de lo que pasa hoy en el mundo lleva razón. Desde la década de los 80, tanto los ciudadanos como los partidos políticos, incluidos los que nos hacíamos llamar socialdemócratas, nos hemos dejado arrastrar por una lógica sombría que nos ha llevado a venerar como virtudes, lo que durante muchos siglos fueron considerados grandes defectos: el egoísmo, el individualismo asfixiante, el materialismo, y así hasta un largo etcétera.

Tal ha sido nuestra intoxicación intelectual, que hasta los socialistas, hemos empezado a cambiar nuestras viejas creencias de igualdad y solidaridad, como nuestro anhelado estado de bienestar, por nuevas utopías bastante menos edificantes, y que son si cabe mucho más dogmáticas e irrealizables, como el manido mercado libre, o el crecimiento económico ilimitado.

Parece que los europeos nos hemos propuesto organizar un gran aquelarre para ver quien es el primero en desmontar el estado de bienestar. Este hecho, que a los ojos de cualquiera que aun conserve algo de independencia intelectual parece terrible, lo es más aun, si se contempla con algo de perspectiva. Y es que vamos a pasar de tener un estado de bienestar, que incluso con sus limitaciones y necesitado de reformas, funciona bastante bien, aun cuando los grandes poderes se empeñen en decir lo contrario (los servicios de estudios de los grandes bancos llevan ya casi 20 años anunciando el “inminente” colapso del sistema de pensiones, un colapso que luego nunca llega), a vivir en un mundo gobernado por los mercados, donde se nos proponen medidas que aunque carezcan de lógica económica alguna, sirva de ejemplo los terribles problemas que están sufriendo hoy mismo los grandes fondos de pensiones internacionales para hacer frente a las devoluciones de capital,  son vistas cada vez con mejores ojos por todos nosotros, incluidos los que nos consideramos adalides de la izquierda.

A veces parece mentira que los europeos hallamos olvidado tan pronto las terribles lecciones de una historia llena de muerte y miseria. Y es que debemos recordad, que solo fue posible la paz en Europa occidental después de dos guerras mundiales y casi 100 millones de muertos entre ambos conflictos.  Y lo que es aun más importante, que uno de los principales artífices, aunque no el único, de esta época de paz y prosperidad fue el estado de bienestar, cuyo principal logro no fue el crecimiento económico exagerado como muchos defienden, si no el carácter equitativo de dicho crecimiento. Hoy sin embargo las tornas parecen haber cambiado, y el crecimiento económico solo alcanza a las capas más humildes de la sociedad europea cuando este es tan abultado que permite que alguna “migaja” caiga a los de abajo. Lo cual quedó evidenciado de manera expresa durante el famoso boom de la vivienda en España, donde se combinaban grandes inversores que acumulaban miles de propiedades inmobiliarias con cientos de miles de jóvenes que no podían acceder siquiera a una vivienda de 40 metros.

El dogma del crecimiento por tanto constituye otra de las grandes utopías de la teología neoliberal, que desgraciadamente últimamente hemos tomado como propias los socialistas. Así mientras la ciencia evidencia cada vez más que hay unos límites físicos y biológicos que constriñen el tradicional modelo de crecimiento agroindustrial, numerosos economistas nos afirman que no se recuperara el empleo en España hasta que alcancemos tasas de crecimientos próximas a las que se dieron durante los años del boom. Un boom que tal y como argumenta el economista José Manuel Naredo, ha dejado España sembrada de urbanizaciones abandonadas e infraestructuras inútiles, como la diarrea de aeropuertos aparecidos por toda la geografía española.

Desde luego hay algo que va muy mal en el mundo, y lo peor es la terrible ceguera que nos impide verlo.

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Artículo de Vicente Molina Foix sobre el historiador Tony Judt

Artículo de José Manuel Naredo sobre el Boom urbanístico y el deterioro ambiental

2 comentarios en «Algo va mal.»

  1. Ángel dice:

    Jorge, yo creo que todavía quedan esperanzas. Ayer me gusto ver al Presidente Zapatero hablando de dicha tasa financiera internacional, de la que ya hablo el nobel Tobin.

    Quizás el problema, como dice Ana Aldea en su artículo de hoy, es que los ricos no quieren que deje de haber pobres. http://anaaldea.es/tobin-ha-vuelto

    Quizás es que debemos hace r ver a la población que los gobiernos liberales quieren mala sanidad y mala educación a posta. No porque sea negocio lo privado en servicios públicos (que lo es) si no porque así la sociedad será más debil para protegerse de esta circunstancia.

  2. Jorge dice:

    Ángel, a mí también me gusto el discruso del presidente. El único problema es que no estoy seguro de que sus asesores opinen lo mismo. O peor, que sus asesores le dejen decir lo que quiera, por que saben que el G-20 nunca permitirá tomar semejante medida. Hay que ser una alternativa “al” sistema, no una alternativa “del” sistema.

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