Cuando humanitarismo es terrorismo

paloma__2007124165311_edited[1]Si uno reflexiona y se pregunta cómo ciertas naciones pudieron llegar a hacer las bestialidades más impensables, por ejemplo la Francia colonial, la Alemania del 33 o los conflictos balcánicos pos-titoistas en los años 90, uno cae en la cuenta que, independientemente de las circunstancia concretas, hay un punto en común que lo hicieron posible: la inactividad del resto de las naciones.

A pesar de todos los ejemplos ilustrativos que nos ha dejado el siglo XX (incluyendo el periodo 36-39 en nuestra piel de toro), todavía creemos que los conflictos que suceden en algún punto lejano no nos afectará lo más mínimo, es más, que intervenir es meterse en asuntos ajenos a los que nadie nos llama, es hacerse cargo de problemas innecesariamente. Una visión que si viviésemos en el neolítico a lo mejor se sostenía, pero que viviendo en un mundo absolutamente globalizado, no sólo es una teoría que se cae por su propio peso, sino que además es peligrosa. El no intervenir (y no me refiero militarmente) cuando una nación está cometiendo todo tipo de brutalidades, es dejar que se siga alimentando la bestia negra, que llegue un punto que cuando nuestros intereses se vean afectados, ya no haya forma de pararlo. Y eso que me estoy refiriendo desde un punto de vista pragmático, que desde mi perspectiva tendría que ser también por una cuestión ética y humanitaria, el reprobar actos violentos de otras naciones.

Israel de nuevo vuelve a dar un paso más allá, y ataca una flota humanitaria que pretendía llevar alimento y medicinas a la ciudad de Gaza, sometida a un estricto bloqueo por parte israelí, ya que consideran que son terroristas que atacan a su población civil. Por supuesto la única población civil que merece la pena defender, porque a la palestina se la puede bombardear con fosforo blanco que no pasa lo más mínimo, siempre y cuando después se justifique adecuadamente el que un mercado es un punto estratégico militar de Hamás, y que la fruta que se vende es armamento pesado. Lo mismo que en este caso, sólo que esta vez, mira por donde, los muertos y heridos son ciudadanos europeos. Un barco de ayuda humanitaria asaltado por el ejército israelí, cuya excusa esta vez es que transportaban armas para los terroristas palestinos, tan mortíferos contra sus carros de combate y aviones, como palos y piedras. Esto es una muestra más de que Israel por sí sola no va a parar, y que este acto ha sido posible sabiendo de primera mano que la Unión Europea está en un profundo letargo, con apenas capacidad de respuesta, lo que permite todos los desmanes que se quiera. Si este hecho queda en un interesado olvido y tácitamente se admiten las bochornosas excusas dadas, y apenas se hacen cuatro gestos diplomáticos con la intención de hacer ver a la población europea, votantes cada cierto tiempo, de que se está actuando, Israel ya ha encontrado su campo abonado, como otras naciones lo encontraron antes.

Por cierto, ¿se admitirá como nuevos terroristas a los activistas humanitarios?, o dicho de otro modo ¿se admitirá como terrorismo tener un sentimiento humanitario?.

Pedro Reig Ruiz

Recogida de firmas para que se investigue el ataque y para que cese el bloqueo de Gaza:

http://www.avaaz.org/es/gaza_flotilla_3/?cl=596113515&v=6418

Un comentario en «Cuando humanitarismo es terrorismo»

  1. Jorge dice:

    Querido Pedro, no puedo estar más de acuerdo contigo. Sin embargo creo que este irreflexivo acto de Israel, no es más que otra muestra de impotencia de una nación aturdida, que ha visto como en los últimos años ha dejado de ser la potencia regional para convertirse en un mero actor más (frente a nuevas potencias emergentes, como Turquía, Egipto y sobre todo Irán). Y es que tras el estrepito fracaso de la guerra del Libano de hace dos años (fracaso que fue convenientemente silenciado), viene a unirse esta absurda operación, que no hace más que convencer más a los demás actores regionales de que Israel tiene cada día menos peso, y que aunque no lo parezca se va quedando cada vez más aislada en el escenario internacional. Por último recordar aquella reflexión de filosofía política que dice que aquellos estados que necesitan ejercer la fuerza para mantener su autoridad, ya no tienen poder. Oriente medio va camino de convertirse en la centroeuropa del siglo XXI, veremos como acaba.

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