Estuvimos en el Senado, el día que se aprobó la Ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo

Ayer fui invitado al Senado, en el día que se aprobó la Ley de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupción Voluntaria del Embarazo Lo vi desde los despachos del grupo socialista, donde todos los asistentes políticos, administrativos, jefes de gabinete y demás trabajadores celebraron, al fin, la votación positiva para la aprobación. Durante el día mucha hipocresía en los bancos conservadores del Partido Popular en el debate. Y no solo hipocresía, tambien hubo machismo, supersticiones católicas, faltas de respeto, etc. En el bando que aprobó la Ley, el resto de la cámara, encabezada por nuestro partido, pudimos ver discursos de alegría, por ver cómo se ganaba otra batalla desde el progreso. Alegres porque se reconocía el valor de las decisiones de la mujer y el valor de una Ley que deja atrás años de desigualdades.
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Hoy desde la reflexión me doy cuenta que estuve en uno de los días que recordaremos las personas implicadas en intentar que la sociedad mejore. Uno de esos días en los que te sientes orgulloso de pertenecer a este proyecto que iniciara Pablo Iglesias. Simbólicamente y en una imagen que certifica que éste país está cambiando, tuve dos visiones de lo que representa la derecha al irme. En los ascensores, me crucé con Cospedal, cabizbaja y de semblante serio, quizás indecisa entre las ideas que tiene que representar por obligación y su condición de mujer en un día como el de ayer. En el siguiente pasillo, el que comunica con las puertas del Hemiciclo, vi en un sofá sentado a un señor mayor, demasiado para representar un cargo público, y proviniente de un estilo político dictatorial, el franquismo, con unas ideas que poco a poco va desapareciendo de nuestra sociedad. Vi a un apagado Fraga, que seguramente estaría pensando sobre la ley “Esto con Franco, no hubiera pasado”
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Pasé a su lado y sonreí. El progreso, no lo para nadie (aunque le pongan zancadillas)

Fuente del Artículo: La Revolución de las Ideas 2.0 el blog de  Ángel Martínez.
Fotografía: elpais.com


Un comentario en «Estuvimos en el Senado, el día que se aprobó la Ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo»

  1. Jorge dice:

    Coincido contigo y te envidio por haber presenciado semejante momento histórico. Sin embargo, debemos cuidarnos del optimismo. Si bien es verdad que la ley era necesaria, y representa un avance, siento que la calle la ha acogido con frialdad e incluso con indiferencia. Supongo que esto se enmarca en la tendencia de desden de los ciudadanos hacia sus derechos, especialmente cuando no se trata de derechos que ejerzan en su día a día. Como ejemplo de esta situación tenemos la creciente indiferencia de los ciudadanos, cuando no algo peor, respecto del endurecimiento continuo de las leyes penales en los países avanzados.

    Creo que para que esta situación de indiferencia cambie debemos empezar a hacer alusión también a las responsabilidades que entrañan el ejercicio de estos derechos, solo así la gente entenderá que los derechos deben ser custodiados y defendidos por todos. Esta ley debería ser un punto de inflexión respecto de nuestras políticas de salud sexual y maternidad y deberían tomarse en cuenta las siguientes acciones para protegerla.

    1º Un cambio profundo de las políticas de educación sexual (lo de Madrid es simplemente una vergüenza). La educación en temas de salud reproductiva sigue siendo un tabú tanto por cuestiones sociales como religiosas. No se puede tolerar que dentro del sistema educativo existan colegios que no abordan esta cuestión, y menos aun el caso de la red concertada, que se nutre fundamentalmente de recursos públicos. La primera medida de prevención frente a los embarazos no deseado es la educación, y eso siempre se ignora desde los medios afines a la derecha y a la iglesia.

    2º Una verdadera política de protección de la mujer. Hay que acabar con esa cultura misógina y retrograda que ve a la mujer embarazada, soltera y joven como una mujer descarriada y pecaminosa. No olvidemos que quien más a hecho en la historia por fomentar el aborto, por mucho que les cuesto oírlo es la Iglesia. Y si no que cualquiera coja un código canónico antiguo, también valen los antiguos códigos civiles imbuidos por su estilo, para ver una peculiar clasificación de seres humanos en función del estado de sus padres en el momento de la concepción, simplemente ridículo. Además no quiero dejar de citar el ejemplo de los países nórdicos, en donde cuando una mujer joven, incluso adolescente, decide seguir adelante con un embarazo, ya sea por cuestiones morales o simplemente porque le da la gana, no solo no recibe rechazo alguno, si no que aparece una extensa red de apoyo, que empezando por la familia, siguiendo por las instituciones ya sean universidades o centros de trabajo y acabando en el estado, ofrecen toda las facilidades a la madre para que pueda tomar sus decisiones sin ningún perjuicio para su desarrollo personal. (Medidas tales como rentas de apoyo, redes de guardería, leyes de conciliación familiar tanto en el trabajo como en la formación, redes familiares apoyadas por la legislación laboral, etc)

    3º Luchar contra la visión reduccionista del sexo como mero objeto de consumo industrial. No solo porque deshumaniza una experiencia humana enriquecedora, si no porque acostumbra a instrumentalizar a la mujer como mero objeto sexual. (Un ejemplo infamen es el famoso “efecto Axe”) No me parece de recibo que los publicistas, buscando llegar a un mercado tan atractivo como es el de los adolescentes, conviertan la sexualidad en un producto empaquetado y listo para consumir.

    4º Sería la aprobación de la ley que Ángel tuvo el honor de presenciar. Por que ya era hora de acabar con esa situación de inseguridad jurídica donde la mujer tomaba una decisión y a posteriori un “iluminado de turno” trataba de conseguir un proceso penal contra ella, como pasó recientemente con el tema de las clínicas abortistas.

    Concluyendo, el último paso ya lo han dado nuestros compañer@s de las cortes, ahora nos toca a nosotros ahondar en los otros puntos y sobre todo vigilar los derechos conseguidos, porque hay muchos dispuestos a tomar el relevo a ese viejecito de otra época, y quien se crea que exagero que se meta en la web de cualquier organización ultra, a las que no pienso siquiera mencionar para no regalarles ni una sola linea de publicidad.

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